MINERALES DE ARAGÓN |
Las fotografías obtenidas mediante electrones secundarios son quizás las más conocidas, y las que aparecen más frecuentemente en las publicaciones de mineralogía topográfica. Se obtienen con los electrones de baja energía (menos de 50 EV) procedentes de la muestra, arrancados por el haz de electrones incidente, y reflejan la morfología externa del mineral.
Esta técnica es aplicable a cualquier muestra de cualquier tipo, sea mineral o biológica, siempre y cuando sea conductora, o se haga conductora mediante un recubrimiento extremadamente fino de oro o de grafito. Algunos equipos modernos permiten también la fotografía de muestras no conductoras sin recubrimiento, es decir, en condiciones no destructivas.
Las fotografías obtenidas mediante electrones secundarios proporcionan una información totalmente distinta. Habitualmente suelen hacerse sobre placas pulidas de mineral, por lo que solamente son visibles las secciones.
Sin embargo, la energía de los electrones retrodispersados (mayor de 50 EV), procedentes en su mayoría del haz de electrones incidente, depende del número atómico del elemento que los origina, y consecuentemente la medida de esa energía, reflejada en la densidad fotográfica, permite ver cambios en el número atómico promedio (es decir, cambios en la composición) de las distintas zonas de la muestra.
A mayor número atómico, más oscura quedará la zona. Es una técnica muy útil para el estudio de menas metálicas.
La combinación de la fotografía óptica con la microscopía electrónica de barrido (de electrones secundarios) permite presentar una información muy completa sobre la forma en la que aparece un mineral, ya que se asocia el color, brillo y aspecto general de la fotografía óptica con la morfología cristalina de gran resolución que proporciona la microscopía lectrónica de barrido.
Por ello se ha utilizado extensamente en este libro, como puede verse, por ejemplo, en las páginas que aparecen a continuación.